Depresión sonriente, esa gran desconocida
He dudado mucho si escribir este artículo, en primer lugar por ser un asunto propio y como tal, en primera persona y por otro lado porque no sabía que enfoque darle, si por un lado hablar de la depresión sonriente y sus síntomas como tal o si por el contrario y la que ha sido mi decisión final, contar mi historia.
Hay mucha gente cercana a mi que leyendo este artículo se enterará de lo que me ocurre, solo puedo pedir perdón, pero simplemente no estaba preparada. Evidentemente, no voy a entrar en todo lujo de detalles íntimos y como cualquier otra enfermedad, cada persona es un mundo y la lleva a su manera. Si esto fuera una película, ahora mismo estaría sentada en una silla con otras personas a mi alrededor y diciendo eso de «Hola, soy redactora de este blog y padezco de depresión sonriente diagnosticada desde hace 3 meses».
En primer lugar, la RAE define la depresión de manera clínica como síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos
Entonces ¿Qué diferencia hay entre una depresión «común» y la depresión sonriente? Pues sencillamente y a la vez tan duro como que el paciente oculta su enfermedad por diversos motivos, por sentirse débil o vulnerable si lo cuenta, por no darle importancia y creer que es pasajero… en mi caso, yo no llegué a ser consciente de ello. Toda persona que me conoce, sabe que soy muy optimista, siempre busco el lado bueno de las cosas, empática, divertida, que le encanta socializar, es decir, me considero una persona joven y alegre.
Cuando nacemos todos cargamos a nuestra espalda una mochila. Esa mochila con el paso de los años se va llenando de piedras, unas mas grandes y otras mas pequeñas. También con el paso del tiempo hay piedras que salen de esa mochila como asuntos resueltos, y otras que entran como nuevos problemas o temas pendientes. Asuntos personales, de trabajo, estudios, decepciones, incertidumbres y un sinfín de motivos que hace que un día esa mochila está a tope y se llene, hasta tal punto de que el mínimo grano de arena hace que no puedas mas con el peso, y caigas al suelo de rodillas sin ver la opción de levantarte. Y llega.
Depresión sonriente: ansiedad
Llega la ansiedad. Para las personas que nunca han tenido un ataque de ansiedad, literalmente sientes que te vas a morir, tu cabeza colapsa y no responde, te cuesta respirar y realmente no eres consciente de lo que te está pasando. Yo era consciente de que sufría de ansiedad desde hace mucho tiempo atrás, pero creía que la tenía controlada y sinceramente no le presté atención ni tampoco lo comuniqué, si lo hubiera hecho probablemente hubiese atajado el problema o quizá hubiese acabado en el mismo punto, nunca se sabrá.
Mi primer consejo, ese que no me has pedido pero que aún así te doy, estés donde estés, si tus piernas te lo permiten, huye. Si tu cuerpo no te da esa opción pide ayuda y ve directamente a Urgencias
En Urgencias corroboran que efectivamente ha sido un ataque de ansiedad, que has hecho bien en ir, te chutan y te derivan a tu centro de salud. Y días mas tarde te ves frente a tu médico de cabecera, que aprovecho para decir que conmigo ya tiene el cielo ganado, donde te hace preguntas, muchas preguntas, y te da un primer diagnostico, ansiedad con indicios de depresión. Y te quedas en shock porque la palabra depresión no entraba en tu fórmula.
Todo tiene su proceso de aceptación, de interiorizar todo lo que te ha dicho tu médico y de buscar los porqués. Evidentemente ya sales de la consulta con tu tratamiento, en mi caso un ansiolítico y un antidepresivo y con la cabeza dando vueltas y vueltas buscando motivos y evidentemente pensando que estás bien, que en nada estarás curada y que simplemente es una mala racha. Mientras tanto, a pesar de estar de baja laboral, intentaba seguir mi ritmo, mi vida, como si no pasara nada.
Tabú
Y así lo trasladé a la persona mas cercana, indicándole por supuesto que no se lo contara a nadie, que yo estaba bien y que no le diera importancia. ¿Porqué no tenemos ningún impedimento en decirle a todo el mundo que te has roto una pierna o un brazo y sin embargo cuando hablamos de depresión es todo tan oculto, como si fuera malo u oscuro? Sencillamente porque a día de hoy, no está normalizado ir al psicólogo o tener problemas de salud mental.
Y pasan las semanas y con ayuda de tu médico te das cuenta de que ni te vas a curar de un día para otro y que efectivamente tienes un problema de salud mental llamado depresión sonriente, que llevará un proceso largo y que además hay muchas posibilidades de que el antidepresivo no de resultado.
Al principio del articulo hablaba de la diferencia entre la depresión «común» por definirlo de alguna manera y de mi tipo de depresión. La sufres en silencio, básicamente porque sientes que si compartes tu sufrimiento, esa persona sufrirá lo mismo que tu, y te sientes responsable, culpable y débil, por lo que no muestras tristeza, haces o intentas hacer tu vida normal, pero al mismo tiempo lloras a escondidas, sientes vacío, soledad, falta de cariño y de comprensión.
Pero es imposible que te comprendan si no expresas lo que te ocurre, y para ello como para todo, hay un proceso. En mi caso, he tardado dos meses y medio en empezar a expresar como me siento y los motivos por los que me siento así, y a diferencia de lo que pensaba, la mochila empieza a pesar menos. Esto no significa que sea el principio de mi cura pero ahora ya no me siento sola, tengo donde apoyarme, personas que ahora me entienden, que en definitiva, están ahí.
Protocolos Sanitarios
Y aquí es donde reivindico que, por lo menos en mi Comunidad Autónoma, el protocolo ante casos de depresión y del cual estoy totalmente en contra es el siguiente.
Ansiolítico y antidepresivo. Éste último no es de efecto inmediato, hay que esperar una media de 3 semanas o un mes para ver si hay mejoría. En mi caso, como no podía ser de otra manera, no hizo mas que empeorar mi estado ya que tenia muchísimos efectos secundarios (pesadillas, nauseas…). Pues nada, el protocolo dice que hay que cambiar de antidepresivo y evidentemente volver a esperar esas 3 o 4 semanas para ver si resulta efectivo.
En definitiva, llevo 3 meses de baja laboral, con depresión y sin que me haya visto físicamente ningún psicólogo o especialista. Pero esto no acaba ahí, si con el segundo antidepresivo tampoco ha habido mejoría, ahí ya te derivan pero no a psicología sino a psiquiatría, donde después de la lista de espera para tener la cita, valorarán un nuevo cambio de tratamiento o ya sí, esperar otra lista de espera mas para que por fin, te vea un psicólogo. ¿De verdad es necesario que un paciente con una enfermedad mental tenga que esperar tanto para ser visto por el especialista correspondiente?
Según la OMS, la depresión afecta a al menos 322 millones de personas en todo el mundo. El suicidio es el primer motivo de muerte no natural, por delante de los accidentes de tráfico. En 2020 las conductas suicidas se incrementaron un 7,4% respecto a 2019, un histórico récord de suicidios en España, desde que se comenzaron a registrar datos en 1906
Consejos que no me pides pero que aún así te doy
- Si sufres o crees que tienes depresión sonriente o cualquier otro tipo de depresión o ansiedad, acude inmediatamente al médico. Desgraciadamente con esta enfermedad, la cabeza va por libre y en algunos casos no consigues controlarla
- Si ya tienes tu diagnóstico, tómate tu tiempo, esto no se trata de una carrera al sprint, sino mas de fondo, y da igual que llegues el primero o el último a la meta.
- Lo mas difícil, no te sientas mas débil o vulnerable por contar como te encuentras o que te ocurre, es fundamental tener un apoyo, ya sean familiares o amigos. Tampoco fuerces la conversación si no te sientes preparado, marca tu ritmo.
- Y a ti, que tienes a un familiar o amigo con depresión, apóyale, evita frases típicas que no ayudan, escucha y haz ver a esa persona que se siente escuchada. Las personas que sufrimos esta enfermedad nos convertimos en copas de cristal, que al mínimo golpe nos rompemos.
Agradecimientos
Como se suele decir, es de bien nacido ser agradecido, y no podía terminar este artículo sin darle las gracias a mis chicas, mis rubias y mi negra, que están ahí incondicionalmente día tras día preocupándose de como estoy. A ti cariño, uno de mis pilares fundamentales en esta vida. Y a mi médico de cabecera, que a pesar de la presión que tienen sobre cuantos pacientes tiene que atender en x minutos, hemos tenido consultas de mas media hora, donde me he sentido escuchada, atendida y comprendida.
El año 2022 me ha enseñado la versión mas rota de mi, espero que este 2023 me enseñe la mas fuerte.